¿Cuándo llevo a mi hijo a un Psicólogo?

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¿Cómo sé si mi hijo o hija necesita apoyo psicológico?

Muchas veces nuestros hijos manifiestan problemas o dificultades que nos preocupan. Lo difícil es saber distinguir si es algo propio de la edad, algo pasajero, o si precisa del apoyo y asesoramiento de un profesional. 

En este artículo vamos a poner luz a este asunto para que puedas conocer qué señales claras indican que tu hijo o hija necesita de una ayuda especial. 

¿Qué puede aportarte un psicólogo?

Ir al psicólogo no implica que tenga que haber un problema grave, ni de salud mental. La educación de los hijos es un reto complejo, y es frecuente que los padres y las madres se sientan frustrados e impotentes en muchas situaciones. 

El psicólogo puede ayudarte en esta dura tarea, tanto asesorándote en la manera de enfocar y resolver los problemas de tus hijos, como a la hora de tomar decisiones en situaciones críticas o estresantes de la vida.

Por otro lado, gracias a nuestra experiencia en el manejo inteligente de las emociones, podemos ofrecer entrenamientos y técnicas muy valiosas para que los niños desde muy pequeños empiecen a conocer, encauzar y potenciar sus emociones. Este aprendizaje es fundamental para su felicidad y rendimiento futuro. 

Cuando los padres reciben nuestra ayuda concluyen que han ganado en calidad de vida. La relación con sus hijos mejora, y consiguen que realicen sus tareas y mejoren su comportamiento con más éxito y mucho menos esfuerzo que antes.

¿Por qué es importante la etapa infantil?

La etapa infantil es crucial en el desarrollo de la persona. Es la etapa en la que se hacen más conexiones cerebrales, la mente está más “fresca” y los estímulos que se reciben tienen mayor impacto. 

En este periodo de vida se potencian las capacidades de los niños, se apropian del lenguaje, entienden la cultura, descubren las posibilidades de su mente y su cuerpo, construyen su identidad y adquieren habilidades para convivir con otros. 

Además, los seres que rodean al niño tienen una influencia mayor, al ser significativos para ellos. Todo lo que pase en estos años, positivo o negativo, dejará huella.

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Atención a estas señales

Estados emocionales negativos

-Miedos frecuentes y/o intensos (a estar solo, a dormir solo, a la muerte, a que le hagan daño)

-Pesadillas y terrores nocturnos frecuentes y/o intensos-Estado de ansiedad, agitación, nerviosismo

-Episodios de tristeza, llanto, apatía o depresión

-Labilidad emocional, cambios bruscos o respuestas emocionales desproporcionadas.

-Otras señales: Insomnio o excesiva somnolencia, deja de comer, no quiere ir al colegio, deja de hablar. 

Bajo rendimiento escolar y dificultades del aprendizaje

-Le cuesta aprender

-Dificultades de concentración y atención

-Hiperactividad

-Empieza a sacar malas notas cuando antes no lo hacía

*No hay que esperar a que el fracaso escolar se haya producido y el niño esté suspendiendo o que vaya a repetir curso. 

Problemas en la sociabilidad

-Retraimiento social o aislamiento.

-Ser víctima del acoso escolar o acosar a otros niños.

-Pérdida de interés, de forma repentina, por actividades que previamente disfrutaba. 

Conductas

-Comportamiento excesivamente agresivo (como morder, dar patadas o pegar)

-Volver a hacerse pipí en la cama cuando ya no lo hacía.

-Dificultades para comer.

-Hiperactividad y agitación.

-Manías y obsesiones.

-Comportamientos desafiantes, no aceptación de límites ni normas.

-Conductas sexuales que no son propias de la edad o que son compulsivas.  

Somatizaciones

-Dolor de cabeza, de estómago o malestar físico a pesar de que el reconocimiento físico realizado por el médico no haya revelado nada anormal. 

Situaciones críticas de especial atención

-Separación de los padres  

-Procesos de duelo: muerte y enfermedad de seres queridos  

-Mudanzas, cambios de hogar y de colegio  

-Enfermedades o problemas de salud en el niño.   

-Adopción o acogimiento familiar

¿En qué consisten las sesiones con niños?

Para ayudar a un niño, hay que entrar en su mundo, y para ello usamos el medio más adecuado: el juego y la imaginación.

A través del juego el niño encuentra múltiples posibilidades para expresarse, simbolizar sus problemas y emociones, y sacar sus propios recursos y potencialidades.

Las herramientas y técnicas más usadas son los cuentos y narraciones, el juego de roles, la pintura y el dibujo, la visualización imaginativa, y la expresión corporal y la relajación.  

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